Motivaciones

Inquietudes humanas sobre educación y evaluación
Encargarse de la formación de los futuros educadores en el área de la evaluación no es tarea fácil ni es un acto aislado, las acciones del día a día en el aula deben estar encaminadas hacia el  perfil de competencias que se pretende alcanzar en el desarrollo del currículo, y el trabajo como docente formador es dar desde su área el aporte necesario para consolidar las competencias profesionales previstas para el egresado de esta casa de estudios. Pero, no es posible olvidarse que se está formando un docente para ejercer con eficiencia y altos valores, en este caso el rol de evaluador, no estamos formando matemáticos puros, geógrafos, historiadores, biólogos etc. Estamos formando docentes es decir profesionales que se van a encargar de enseñar estas diversas áreas del conocimiento, en los diferentes niveles de la educación. Entonces es oportuno preguntarse y la vocación de este docente en formación cómo se encuentra en este momento de su carrera profesional, ¿Qué lo inspira a venir a estudiar y prepararse?, ¿Qué puede decir de los aciertos y debilidades del plan de formación en esta universidad?,  ¿Qué estoy haciendo como docente formador para que los estudiantes reinventen su vocación como educador? , ¿Qué testimonio doy desde mi asignatura para que los estudiantes se fortalezcan en su vocación?. Tengo clara mi verdadera misión como educador?, ¿Cómo me siento ejerciendo la educación?.  Son muchas otras las preguntas que son posible formularse, pero,  en concreto no se puede enseñar sobre evaluación sin considerar la vivencia de la vocación como educador, pues del proyecto de vida personal del docente: sus valores, aptitudes, actitudes y principalmente de sus construcciones personales y sociales se desprende la actuación del docente evaluador, no se puede dar lo que no se tiene, cuando se evalúa se refleja lo que piensas y vives en cuanto responsabilidad, respeto, honestidad, libertad, fidelidad, sinceridad, justicia, colaboración, etc. En este tema no se puede hablar de lo académico y de lo personal, existen muchos puntos de confluencia que  se estrechan y experimentan una sinergia en la práctica  pedagógica.
Pregunta Orientadora
·         ¿Qué puedo realizar desde mi asignatura para reinventar mi vocación como educador e inspirar a los docentes en formación a estas vivencias?

Inquietudes humanas sobre las actitudes de los estudiantes
Ser estudiante de la carrera de educación tampoco es tarea fácil,  son muchas los factores que influyen en el verdadero crecimiento de la vocación como educador, primero la escogencia de la carrera seguro que no resulto tan simple,  muchas universidades exigen para su ingreso en cualquier carrera prueba de admisión o curso introductorio (algo difícil), las instituciones privadas son costosas, otras no tienen prestigio que los padres desearían etc. Resumiendo donde no hay tantas exigencias de promedio y se dan algunas irregularidades para el fácil  ingreso que no vale la pena resaltar y para quedar por completo en manos del azar la especialidad tampoco fue escogida, fueron asignados donde había más disponibilidad de cupo. Entonces, la vocación de educador no es la razón principal en los estudiantes de educación, esto disminuye su motivación y le imprime a su proceso de formación algún sin sabor, que tampoco se preocupan en profundizar.  Entonces, se nace o se hacen educadores de vocación?  Doy respuesta a esta interrogante con otra pregunta si nacen, para qué las escuelas formadoras de educadores? También hay que considerar, que hay otros estudiantes que serán buenos profesionales en la carrera que sea y transitan por caminos de excelencia y esfuerzo constante.  No se puede cerrar esta disertación, sin dejar abierto los caminos de reflexión a otras ideas.
No importa las razones por las cuales se encuentran los estudiantes en la carrera de educación. Lo importante es que forman parte del proceso de formación de educadores en este momento, que los estudiantes estén conscientes que la dinámica del proceso  le imprime un carácter cambiante y revitalizador a la vocación de educador y siempre estará en pleno desarrollo. Pero a que vienen estos planteamientos, no se puede hablar de formación de educadores, sin hacer referencia  a vocación, identidad profesional etc., no se puede obviar que los diferente roles que ejerce el educador son construcción y desarrollo de los rasgos de personalidad que posee, con sus debilidades y sus fortalezas, si dentro de su personalidad se destaca la responsabilidad, el orden, alegría etc., pues tendremos un educador y un evaluador con estas mismas cualidades. Se debe promover proyectos de desarrollo personal y profesional íntimamente unidos, para consolidar educadores más integrales y verdaderos líderes de acción e impacto comunal,  pues el ejemplo y las vivencias tienen una acción más motivadora en los estudiantes y en las  comunidades.
Preguntas orientadoras
Para los estudiantes:
¿Cómo puede definir su vocación de educador en este momento? 
¿Qué aspectos de su personalidad son las fortalezas y debilidades para su formación cómo educador?
¿Qué aspectos de la vocación como educador determinan su actuación como evaluador?
Para los docentes que forman los futuros educadores:
¿Qué aspectos de su personalidad son las fortalezas que motivan a los estudiantes a formarse en la educación?
¿Cómo me perciben los estudiantes en la vivencia de su vocación de educador?
¿Qué acciones concretas dentro de su clase inciden directamente en la formación del estudiante como educador?


¿Conformarnos o Cambiar?

Cuando los docentes inician su experiencia laboral, generalmente se encuentran con exigencias institucionales (coordinadores etc.) que le dan la bienvenida a este mundo educativo, con  la siguiente frase “ Profesor, necesito  dentro de quince días la programación de sus actividades siguiendo este formato” Resulta muy interesante que dentro de la soledad académica que caracteriza este ejercicio profesional, los docentes siente una gran incertidumbre y surgen muchas tentaciones, pregunta a uno y otro docente y aparece generalmente el “salvador” a esta situación, “No se preocupe, sáquele una copia a esta planificación y cámbiele la fecha y coloque su nombre”. No hay duda que es el camino más fácil, pero donde quedan tus inquietudes renovadoras, el querer cambiar esquemas antiguos, ser  autentico en tu trabajo  (aunque no quede tan bien, pues está aprendiendo), ¿conformarnos o cambiar? es una pregunta constante. También, se encuentran aquellos docentes  que después de analizar el programa a desarrollar, realiza la evaluación diagnóstica establecen planes de  mejora para lograr los pre-requisitos en sus alumnos y diseña una planificación acorde con sus habilidades docentes y con las características de los alumnos a su cargo. Es un camino más largo pero es más profesional. Ninguno de  los dos planteamientos está libre de dificultades posteriores, luego de varios encuentros con los alumnos y desarrollar los contenidos se da cuenta el docente que los alumnos no logran aprender, y las evaluaciones lo certifican. Nuevamente surge la pregunta ¿conformarnos o cambiar? Realizar evaluaciones formativas que proporcionen información sobre qué cambiar en la enseñanza: la estrategia es muy compleja, no tienen los conocimientos previos, los instrumentos de evaluación son los adecuados, cómo están diseñados (metaevaluación), todo esto lleva tiempo, amerita ser  investigador de la propia práctica pedagógica, pero mejora el docente y el alumno. Otra alternativa,  es que el docente asuma que los alumnos no quieren aprender, no estudian,  tienen otros intereses y que por lo tanto no queda otro remedio que avanzar en la programación. Luego de un lapso de trabajo, nos encontramos ante otra situación, los docente deben redactar unos informes de evaluación, algunos cualitativos otros cuantitativos, son estos informes, el producto de la recolección de información y valoración de la misma y   se completa en ellos los propósitos de la evaluación de los aprendizajes al  llegar a la toma de decisiones para la mejora. ¿Conformarnos o cambiar?. Seguir entregando informes de evaluación que se presentan como un epitafio (frase póstuma), una sentencia  “Ud. aplazó que lamentable” o   se establecen acciones de cambio y estos informes van acompañados de planes remédiales para que los alumnos y los padres o representantes se comprometan mediante acuerdos, a la mejora y el aprendizaje real.
No es tarea fácil cambiar, siempre es el camino más largo, pero tiene mayores satisfacciones, es  hora de asumir los retos. 

Pregunta orientadora
·         ¿Qué rasgos personales del docente son importantes a la hora de  introducir cambios en la práctica pedagógica?  

Servicio y sensibilidad

Para ejercer el rol de evaluador, es importante  vivir y redimensionar en el tiempo dos virtudes  la capacidad de servicio y la sensibilidad, la primera se identifica con la vocación del educador de ayudar y de enseñar, la segunda tiene que ver con capacidad de ponerse en el lugar del otro y sentir realmente lo que le ocurre al otro. No es tarea fácil. Dos ejemplos para ilustrar estos pensamientos
En una oportunidad daba clase en un liceo, llegó  una joven con dificultades visuales, (veía sombras) fueron muchas las dudas que surgieron, ¿estos jóvenes no deberían estar en centros especializados para esta condición especial? ¿A mí no me enseñaron en la universidad a tratar con estos casos? ¿Qué pretenden que haga? ¿Cómo le enseño y peor cómo la evaluó?. Yo sola no tenia estos dilemas todos los docentes, nos identificábamos con estas inquietudes, en consejo general de docentes propuse que tenían que venir los docentes especialistas de estos niños con esta condición especial a instruirnos para aprender de ellos?  Fuimos varios los docentes que asistimos a sesiones de intercambio con estos docentes, aclaramos dudas y aprendimos muchas cosas para la vida. Reflexión: Decir que debemos atender la diversidad de nuestros estudiantes es una cosa pero atenderlos de verdad es otra, lo interesante de esta profesión es aceptar los retos y superarlos, es importante creer y vivir que tenemos una profesión para ayudar y servir a nuestros semejantes.
En otra oportunidad, estaba dando clase de evaluación educativa y un estudiante estaba exponiendo un tema, a medida que avanzaba es su exposición los demás estudiantes se inquietaban y me daban miradas consecutivas de desaprobación de lo que estaban escuchando y supongo que esperaban que yo como docente, expresará mi descontento y recriminar cada una de las equivocaciones, resaltando las omisiones. El estudiante se confundía e incluso, se contradecía y terminó haciendo una lectura de las fichas que tenía en sus manos, no llevo recursos didácticos, no abrió, ni cerró la clase, no hubo conclusiones, resumiendo realmente fue un desastre Me preguntaba, luego de la exposición ¿Qué hago?  ¿Cómo lo digo?, y luego de mucha reflexión llegue frente al joven y le dije ¿Qué calificación te pondrías por tu exposición?  El joven se sentó y me dijo    01 profesora, me permite decirle que mi hija nació ayer, y en este momento mi esposa y mi hija se debaten entre la vida y la  muerte en cuidados intensivos y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pregunte a los demás alumnos, levanten la mano si están de acuerdo que su compañero en 15 días, prepare la exposición? Todos levantaron la mano para apoyar la idea, y yo le dije que se fuera inmediatamente a atender sus seres queridos. Reflexión: No es fácil, clocarse en lugar del otro, me salve de cometer una injusticia, si hubiera hecho todas las recriminaciones que debía hacer, sin averiguar primero, había actuado apegada a la objetividad y a los hechos, pero donde quedaba la parte humana y el sentido integral de la evaluación.

Pregunta orientadora

·    ¿Cómo traduce en acciones concretas su capacidad de servicio y sensibilidad como educador?
·              ¿Hay algún factor que condiciona su capacidad de servicio y sensibilidad como educador?